Cuando
ya las mujeres pensábamos que habíamos conseguido la igualdad de oportunidades con los hombres, retorna un
gobierno liberal, y a poco de cumplir un año de mandato, el Fondo Económico
Mundial realiza un informe donde dice que España ha bajado 14 puestos en
función del grado de equilibrio social que han conseguido entre sexos. “España
va para atrás en relación a los temas de igualdad de género: ha retrocedido 14
puestos en el ranking situándose en el puesto 26, por detrás de Mozambique o
Burundi. Una vez más los países nórdicos -Islandia, Finlandia, Noruega y
Suecia- se llevan los laureles, pues han cerrado la brecha económica por razón
de género en un 80%, frente a la media de un 60% a nivel mundial.”
Actualmente
nos encontramos en época de crisis económica donde la situación es nefasta y el
gobierno tiene que tomar medidas “de austeridad” para poder salir adelante, se justifica por que las necesidades son muy grandes y como
consecuencia se tienen que tomar disposiciones difíciles y duras. Esta
justificación no pinta nada bien, me retrotrae a otras épocas, a otros tiempos.
Si miramos hacia atrás, mirada que es indispensable, ya que la historia siempre
nos muestra el porqué del recorrido trazado, veremos de donde venimos y a donde
vamos. Pues bien, una parada indispensable se produce sobre el año 1936 y La
sección femenina cuyo elemento
esencial consiste en proponer el modelo
de mujer a seguir, buenas madres y buenas esposas, es la mujer que no habla,
sumisa (aunque hay una élite de mujeres que son las que forman al resto) que se
sacrifica, que vive para los demás. El
papel de la mujer era de invisibilidad
luego su forma de comportarse tenía que ser recatada.
Se
encarga entre otras cosas de la educación de las mujeres, las dirige en cómo
tienen que ser su comportamiento.
Escribe las mil reglas que se necesitan para conseguir que la mujer aglutine
entorno suyo a la familia, con la ayuda de la iglesia, proponiendo unos
principios religiosos, “sumisión
respetuosa y amorosa a la jerarquía de la iglesia, cuyas direcciones y consejos
serán sagrados para ellas”[1]. El régimen quería que las
mujeres reconquistaran el hogar, las animaba llamándolas “el ángel del hogar” ,
lo hacía por motivaciones económicas,
ideológicas y demográficas. Las utilizaba.
Aunque
suene escalofriante uno de los argumentos principales de la sección femenina
era la excepcionalidad, todas esas normas tan estrictas eran tomadas como
consecuencia de la situación excepcional
que se vivía, primero la guerra civil y luego la posguerra.
Ahora
se produce lo mismo, en una situación de
crisis, hay que tomar medidas excepcionales. La historia se repite, aunque eso
si, de manera indirecta, se nos devuelve al hogar por motivos económicos, no hay empleo, las mujeres tenemos que estar en casa como
cuidadoras (eso que se ahorra el Estado) y demográficamente,
España es un país envejecido. Hace falta que las mujeres tengan más hijas e
hijos. Todo esto utilizando primero el adoctrinamiento (la nueva ley de
educación, segregación y financiación de los colegios privados) y servicio a la
comunidad, la labor asistencial que nos vuelve a tocar a las mujeres (la ley de
la Dependencia se vacía de contenido).
En
la actualidad los recortes propuestos por el Gobierno dificultan más, si se
puede, la crianza de nuestra infancia y el cuidado de las personas mayores, ambos cuidados afectan en mayor medida a las
mujeres, la situación laboral, sigue
siendo precaria, contratos de media jornada y mayor índice de desempleo. Los
recortes sociales como guarderías, comedores escolares, les afecta
directamente, puesto que dificulta que la mujer pueda trabajar fuera del hogar
y conciliar. También la corresponsabilidad todavía no es compartida por las familias.
Siglos
atrás las mujeres vivían sometidas por el sistema patriarcal. Muchas se
revelaron e incluso perdieron la vida, luchando por sus derechos. Pero han
pasado los años y el patriarcado lejos de desaparecer ha ido mutando,
adaptándose a los tiempos, camuflándose.
Después
de años de lucha y de los diferentes feminismos y olas feministas, cuando ya creíamos que todo
estaba conseguido, miramos a nuestro alrededor y vemos que el mundo sigue
separado en rosa y en azul[2] con toda la información
implícita que esto supone.